Mi mamá es sin duda alguna, Una madre millennial.
RETO: HACER QUE LA EMPRESA FAMILIAR FUNCIONE
Los reto a que dejen de pensar que hacen parte de una familia disfuncional, ustedes son los únicos que pueden romper ese paradigma, los reto a pensar y a tener una familia completamente funcional, llena de amor y retos en común. ¿Asumen el reto? Otro reto y no menos importante, amemos y respetemos a la autoridad: Nuestros padres.
Todas son iguales, joden igual, pegan hasta con el mismo estilo, la famosa chancleta voladora, incluso hablan igual, la frasecita cliché que les hemos otorgado por el simple hecho de ser nuestras madres… “Mientras vivas bajo este techo, se hace lo que YO diga”.
Pero más allá de quejarme de mi madre, debo aceptar que es de las mejores madres que he visto, jummm, por que créanme la mama de mis amigas y amigos, algunas, son bien terribles, cuando alguna madre de esas bien gritonas regañaba a sus hijos yo salía despavorida y me daban hasta ganas de llorar con sus hijos. Pero este post no se trata de criticar la mama al otro. Porque claro como todos creemos tener a la mejor mama del mundo.
Si lo pensamos detenidamente la «mejor» mama del mundo es algo tan imposible de alcanzar para una madre millennial, ya que en otras épocas había más respeto por la autoridad, ahora como dice mi mama no se sabe si los hijos son los padres y los padres los hijos, una de sus frases favoritas siempre era “Recuerda que yo soy la mamá y tú eres la hija, a mí no me hable así señorita” y el padre de una amiga decía algo con respecto a eso de la autoridad y el respeto “Eh mija no me abra los ojos que no le voy a echar gotas y no me levanté las cejas que no le voy a pasar por debajo”, como seremos los hijos del siglo 21 que nuestros padres se han inventado estas frasecitas de semejante calibre.
El punto es que muchos hijos son groseros, cada vez están más distantes de sus padres, si, nosotros, nosotros los hijos nacidos en este siglo tan revolucionado, saturado de estereotipos, tecnología, vicios y un montón de cosas más.
Los hijos que llegamos a casa y nos encerramos en nuestros cuartos a seguir chateando, que nos levantamos en las mañanas y ni les decimos buenos días a nuestros padres, nosotros lo que preferimos contarles a todos menos a nuestros padres los problemas que afrontamos, me incluyo, porque sí, quizá algunas veces cometí algunos de estos errores.
Es ahí donde invitó a las demás mamás y papás a que sean como los míos, por lo menos que usen una de sus estrategias. No son perfectos, pero para mí, la forma en la que me educaron, si ha sido la ideal. Primero que todo, dejarme ser, con unos cuantos límites básicos. Siempre que hay un problema es necesario hablar, escuchando más la voz de tus hijos que el ruido del sistema y la sociedad, ser un padre amigo, no policía, ser una madre educada, no vulgar, ser una madre amorosa, no ostentosa, ser un padre o una madre que respete la “privacidad” de su hijo o hija.
Se supone que mi familia es disfuncional, porque mi papá y mi mama se separan cuando yo tenía ocho años, ambos decidieron seguir siendo amigos y rehacer su vida con otras parejas. Aquí comienza el lío. “Dejarme ser”, dejaron que desarrollara mi personalidad a mi gusto, solo me aconsejaban. Siempre me ponían ejemplos de lo mal que les había ido en la vida cuando habían cometido x o y error, cuando tuve problemas de pérdidas de materias en la escuela, no me pegaron, simplemente me preguntaban por qué me iba tan mal en matemáticas y yo les contestaba que no me gustaba, que lo mío era escribir, entonces mi mama me impulsó a escribir poemas y me puso un tutor de matemáticas, para pasar la materia, porque era algo que tenía que hacer y punto, no me obligo a enamorarme de los números, entendía que mi fuerte era otro.
Ella me conocía tan perfectamente y me enseñó a ser tan transparente desde pequeña que, si un docente se quejaba de que yo hablaba mucho en clase, ella lo asumió y reconocía que su hija era parlanchina, tan solo me decía que evitara hablar en clase y que la hora del recreo podía hablar todo lo que quisiera. Mi mama y mi papa son unos padres muy amigos, mi mamá siempre ha trabajado de 5 de la mañana a 5 de la tarde y el único tiempo que teníamos para hablar era la mesa del comedor, almorzando y ahí aprovechaba para hacerse mi amiga sin que yo me diera cuenta…Ella me contaba cosas lindas y feas de su día, después me miraba y me preguntaba y ¿A ti, como te ha ido hija?, al principio contestaba tímida, nada mami , y me daba un poco de angustia contarle todo lo que había vivido en el cole. Pero como ella hacía eso todos los días, llegó un punto en el que empecé a socializar todo, quién era el niño que me parecía lindo, la profesora más cuadriculada, quien era mi combo de mejores amigas y cosas por el estilo.
Mi padre por su lado, como no pasaba mucho tiempo conmigo, su táctica fue más creativa y burlona, me ponía apodos, “cuello de jirafa”, “cabeza de hicotea”, “Orejas de Búfalo” y a su vez me hacía muchas cosquillas, le cogí confianza, porque esa forma de tratarme me hizo sentir segura. Así, cercanos a sus hijos madres y padres es la única forma en la que pueden establecer un vínculo, un puente de comunicación asertiva hacia sus hijos.
Lógicamente empecé a tratar a mis padres como a un par, semejantes a mí y le empecé a poner apodos a mi papá, incluso a mi mama le digo mariflower y le hago un “Bullying sano” con esto, porque le gustan mucho los jardines y las flores, pero como ella me enseñó de límites, sé hasta dónde puedo llegar.
No cortarles las alas o los sueños a los hijos, recuerdo cuando mi hermanito en una de esas reuniones de comedor, en donde nos despachábamos, él le dijo a mi mama que se quería ir a vivir a Medellín a entrenar fútbol de manera más constante, porque nuestro pueblo no ofrecía muchas posibilidades, el solo tenía 15 años, se podrán imaginar que mi mama casi se infarta y uno de los primeros paradigmas que rompimos en familia y sobre todo ella como figura de autoridad, fue ¿Y el colegio, no lo vas a terminar?, porque siempre pensamos en el que dirán y no en cómo se sienten nuestros hijos, ¿Qué es lo más importante para ellos, cuál es su pasión?. Mi madre lo dejó ser, lo dejo ir, hablo muchas veces con él tratando de entenderlo mejor.
Y podría dar mil ejemplos de cómo mi mamá fue una excelente mamá y a su vez, cuáles fueron los peores errores que ella cometió en mi crianza.
¿Pero saben que? Vuelvo a cometer el error de creer que mi mama es la mejor mama del mundo porque ella se ha equivocado mucho y me ha enseñado a no cometer sus mismos errores, ella ha sabido crear un puente a pesar de los grandes kilómetros de distancia para tenderme la mano cuando la necesito, tuvo la capacidad de hablarme de sexo, drogas , malas compañías y cómo me debía proteger, sin caer en la trampa que todos los padres caen a la hora de hablar de estos temas con sus hijos «la negación» y la «prohibición», mi mama supo batallar con mi rabia adolescente, dialogando, señores, sin pegar, ni maltratar psicológicamente, mi mama supo que el camino hacia una buena crianza siempre fue la libertad, sin dejarme ser una niña con ínfulas de libertinaje, me ha enseñado que la fe y la humildad son importantes, pero con su propio ejemplo y no precisamente lleno a misas satanizadas de prejuicios, no, me enseñó con sus acciones de bondad ante el sufrimiento de los demás, ayudando al otro, educando a sus estudiantes, siempre ella ha hecho con su vida lo que ha considerado mejor para ella, sin importar lo que la sociedad diga, es una mamá millennial, empoderada de sus hijos, pues a mi hermanito y a mí nos ha criado de manera intachable, ella vive en otro país, mi hermano en Medellín y yo en barranquilla.
¿Ahora quiénes somos? ¿Una familia disfuncional? ¿Como todos juzgan? No, somos una familia que ha roto paradigmas. Una madre millennial, educa sin maltratar, es tu mejor amiga sin perder la autoridad y es la única que por ti siempre se preocupara. Para ella siempre prima enseñarte a ser autosuficiente en vez de ser la más sobreprotectora del barrio. Existen madres muy ausentes bajo el mismo techo y muchas madres omnipresentes, aunque estén del otro lado del charco.